Ya estaba harta. La chica escudo se había cansado de estar siempre protegiendo y que a ella no le protegieran. Toda la gente había fallado y a causa de ello cada vez se sentían peor,llegando al punto de despreciar a sus amigos sin razón alguna. A pesar de todo siempre tenía una sonrisa en la cara. Nadie se daba cuenta. El escudo estaba a punto de romperse y una vez roto nada ni nadie podrían repararla. Lo sabía. Su final estaba cerca. Podía notar como su corazón estaba hecho pedazos, sus ojos llenos de lágrimas y sin poder decir ni una sola palabra. Acabaría igual que empezó: sola,abandonada, sin nadie a su lado. No culpaba a nadie; es más sabía que era culpa suya. Todas las broncas, peleas y discusiones las había creado ella. Se daba cuenta. Su corazón se oscurecía por la falta de luz. Poco a poco se retiró de la cálida luz de sus amigos y se fue a aquel lugar solitario.
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